Cuando me paro a contemplar mi estado , y al ver las cosas que me han traído hacia acá, me pregunto: ¿qué tanto he sido yo, y qué tanto los demás? No soy una persona que ha hecho las cosas por sí sola, gran parte de mis aciertos, si es que los tengo, se los debo a los grandes profesores que he tenido. Tal vez somos como el ángel de la Historia del que habla Benjamin, arrastrados por los vientos que soplan más de lo que nuestras alas pueden hacer. Si me enteré de la existencia de Letras Hispánicas fue por una excelente profesora de español en la secundaria que estaba estudiando lo mismo que yo hoy día. Con ella me enteré de que el latín se podía aprender, que el Quijote era un libro y que Platón hizo una filosofía (aunque aún no sabía los usos de esa palabra) bien interesante. Cuando miro los años que he pasado interactuando con el Arte me he dado cuenta de al menos una cosa: ya no soy el adolescente de preparatoria que en sus clases de Historia del Arte leía sin entender Rayuela,...